Aclaro algo primero: Yo sí soy una mamá perfecta… para mis hijas. Y tú también lo eres, para tus hijos. Por algo nos tocó estar juntos en esta vida.
Poniendo las cartas sobre la mesa, aquí te dejo algunas cosas que dejé de exigirme (o en las que me relajé) para ser una mamá feliz.
#1 Que sus tenis estén impecables
Como mamá que trabaja, sentía una culpa terrible de que tuvieran los tenis sucios. Para mí era una muestra de que no les estaba poniendo suficiente atención a ellas.
La realidad es que tener los tenis sucios no quiere decir más que los tenis se ensuciaron y no he tenido tiempo de lavarlos.
Significa también que las niñas tienen tenis para ensuciar y con eso hay que ser agradecidos.
#2 Que siempre tengan el uniforme planchado
No crean que las mando con el uniforme como papel de nacimiento, pero a veces la planchada del lunes también aguanta para el martes y no pasa nada. No hay policía de las arrugas.
Planchar es quizá la única tarea del hogar que no me gusta para nada y la evito a toda costa. Así que un día que se vayan sin la falda lisa, es un día menos de sacar el temido burro.
#3 Que en las fiestas coman algo saludable
Uno de los probemas/bendiciones de las mamás de hoy es que tenemos demasiada información.
Seguir el paso de la alimentación saludable en este mundo es sumamente complicado (y las que digan que no, cuéntenme su secreto -y cómo les va REALMENTE- para que sus hijos no coman ABSOLUTAMENTE nada de azúcar ni otras cochinadas).
Como dice mi querida Sascha Fitness, importa lo que haces el 80% del tiempo. Y creo que sí logro que coman muy bien la mayoría de los días. Pero hay momentos, como las fiestas de cumpleaños, en los cuales es imposible limitarlos.
#4 Jugar con ellas todos los santos días
Normalmente trato de dedicarles el mayor tiempo posible y de calidad. Pero hay días en los que no me da la energía para sentarme en el suelo y acomodar Barbies o monitos de Peppa Pig. Aquí tomo una filosofía muy parecida a la de la comida: importa lo que hagas el 80% de las veces.
Y no pasa nada porque un día no tenga ganas de jugar.
Estas son algunas de las cosas que yo ya no me exijo como mamá. ¿Cuáles son tus ‘negociables’?