Una de mis amigas (tú sabes quién eres) acaba de tener a su bebé. Y como también es de las colegas que más admiro, le quiero dedicar este post.
Son algunas de las cosas que he aprendido en este camino de ser una mamá que trabaja. Espero que te sirvan y que vivas esta etapa de una manera más fluida que yo (y sin pandemia).
Bienvenida al mundo de las mamás
Acabas de entrar al mundo de las #mamásluchonas. Y es que para mi, cualquier mamá lo es. Lo que esto significa es que ahora tendrás más batalla en tu día a día: en el trabajo y en la casa. Sin embargo, tus ‘armas’ para ‘luchar’ como madre son sumamente poderosas y te invito a que las uses también para el trabajo. Seguro ya sabes de lo que hablo.
Disfruta mucho y -por un momento- olvídate del trabajo
Yo sé que tú lo tienes claro, pero la mente, la sociedad, el ego y nuestra ambición están cañones (por no decir cabrones). Ese cerebro te va a jugar muy sucio a veces y te hará creer que necesitas abrir la compu o pensar tantito en el trabajo. Por ahora disfruta a tu bebé y escucha los clichés porque son muy sabios: el tiempo pasa MUY MUY MUY rápido.
…u olvídate para siempre, si quieres; esta es TÚ historia
Si te das cuenta de que quieres ser mamá de tiempo completo y puedes hacerlo, HAZLO. Sin remordimientos. Por mucho tiempo yo estuve enganchada a la idea de que no podía hacerlo todo (o que no podía hacer solo eso) porque eso es lo que escuché toda la vida de muchas fuentes (familia, amigos, jefes, etc.) pero ¿qué crees? Tú defines tu TODO.
Pedir ayuda es de mamás fuertes
Si alguien te ofrece ayuda, tómala. Si la necesitas, pídela. No estamos hechos para criar en aislamiento. ¿Sientes que no puedes? Pff, todas lo sentimos -en especial en la noche y cuando llevamos 27 horas despiertas- y míranos!
La maternidad no se vuelve más fácil, pero tú te vuelves más experta
Lo ‘más difícil’ no pasará, cambiará constantemente. Hoy son las noches sin dormir; mañana será verlos llorar por cosas que les pasan y tendrás que quebrarte la mente para decirle las palabras correctas. O simplemente para responderle “¿De dónde vienen los niños?” sin dañarlo de por vida.
Dile a la culpa que te deje en paz
Si decides volver a trabajar; si te quieres ir de viaje; si quieres salir con tus amigas (o sea, conmigo); si lo vas a dejar en la guardería… dile a la culpa que te deje en paz. Extrañarlos está ok, pero sentirte como la shit porque quieres -o necesitas- hacer tus cosas es inservible.
La presencia física no necesariamente es presencia emocional.
Por último, tatúate esto en la mente: mamá feliz, bebé feliz.